La vida sigue igual
Barcelona y Alavés empataron 1-1 en el partido correspondiente a la jornada 12 de la Liga Santander que se disputó en el Camp Nou
Memphis Depay adelantó al Barça con un golazo desde fuera del área y Luis Rioja empató instantes después con un gol en el que se creyó Maradona
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Como dice la canción de Julio Iglesias, la vida sigue igual. O prácticamente, porque esta vez Riqui Puig tuvo minutos. A pesar de ello, Sergi Barjuan en su estreno no pudo pasar del 1-1 frente al Alavés en un Camp Nou que presentó una pobre entrada dejando patente el momento deportivo que atraviesa el club. Memphis adelantó a los azulgranas pero Luis Rioja anotó un golazo maradoniano el día que el mítico ’10’ hubiera cumplido 61 años para igualar la contienda. Otro partido más, otro pinchazo que deja más o menos claro que el problema no era Ronald Koeman.
Se ponía en marcha la nueva etapa de Sergi Barjuan al frente del Barcelona, que se espera corta por la posible llegada de Xavi Hernández, pero al fin y al cabo ahora el ex lateral izquierdo es ahora el responsable tras la destitución de Ronald Koeman. El técnico catalán no quiso hacer experimentos y salió con un once parecido, marcado por las lesiones, al que solía sacar el holandés y, por supuesto, ese 4-3-3 que tanto demanda Laporta y el barcelonismo en general.
Para intentar romper esa racha de dos partidos consecutivos en Liga cayendo, Sergi innovó poco y confió en los habituales. Ter Stegen defendía la portería del Camp Nou y por delante plantaba una línea de cuatro defensas en la que Mingueza y Jordi Alba estaban en los carriles y Piqué y Eric García actuaban como centrales. El centro de campo era para canteranos, un veterano y dos jóvenes: Busquets, Gavi y Nico González. Por delante, el tridente formado por Sergiño Dest, Memphis y el Kun Agüero, que repetía titularidad.
En un estadio a medio llenar, algo habitual desde que se marchó Leo Messi salvo en el Clásico, el partido arrancó y se vio a un Barça que se atrevía a llevar la iniciativa y a un Alavés que se encomendaba a una buena contra. De hecho, los jugadores de Sergi Barjuan apretaron desde el primer minuto pero los babazorros plantaron un muro infranqueable que encabezaba un Víctor Laguardia que no quería dejar pasar ni una.
Chispazo de Memphis
La mejor ocasión para los culés llegó de un córner que cabeceó Eric García. Sivera metió una mano perfecta abajo y evitó el tanto del central culé. Se le resistía el gol a un Barcelona que lo intentó por medio de muchos centros pero que nunca encontraban rematadores. Los saques de esquina también se le caían a los azulgranas, pero esa tampoco era la vía.
Gavi se movía por todas las zonas siendo uno de los jugadores más destacados del equipo, Nico también aparecía, el Kun, que fue sustituido en el 40′ por mareos, no aparecía y lo que parece claro es que el efecto Memphis se ha disuelto aunque sigue teniendo detallitos. Dest intentaba penetrar por la banda derecha y Jordi Alba, en su línea, pero se nota, y mucho, que le falta un socio como lo era en su día Leo Messi.
En el Alavés Javi Calleja tuvo que lamentar la lesión de Ximo Navarro por molestias físicas, teniendo que meter a Martín Aguirregabiria en su lugar. Se llevó un susto también cuando Edgar pidió el cambio, pero el tinerfeño pudo seguir sobre el verde y tuvo la única ocasión de los del norte. Fue en una falta lateral a la que corrió para ganarle la partida a Nico y lanzarse para conectar con la cabeza el balón. Se marchó fuera sin que Ter Stegen se llevase un gran susto.
Tras la reanudación rápidamente logró el Barcelona abrir la lata. El gol llegó tras un impresionante trallazo de Memphis Depay que entró por la escuadra. Jordi Alba se la dio, el holandés la controló y se orientó para, desde la frontal del área, dibujar una parábola con el balón inalcanzable para Sivera. Alegría en los menos de 40.000 asistentes al Camp Nou, pero no les duró mucho, la verdad porque Luis Rioja se fabricó un golazo descomunal para poner la igualada dos minutos después.
Rioja honra a Maradona
El extremo de Alavés recibió un balón que le llegada desde la otra banda y puso la moto para superar a Dest, Busquets y Nico. El balón cayó a Joselu, que con un toque dejó solo a un Rioja que no le tembló el pulso a la hora de regatear a Ter Stegen y mandar al fondo de la red el balón. Ponían los visitantes el 1-1 y el Barça pudo adelantarse de nuevo en un tiro similar al del primer gol, aunque esta vez fue Philippe Coutinho y en esta ocasión Sivera metió una mano providencial para mantener las tablas.
Tal vez por orden de Sergi o por iniciativa propia por impotencia de no crear ocasiones los futbolistas del Barcelona comenzaron a intentarlo con tiros lejanos, dejando un poco de lado esa idea de meterse con el balón por la portería para adentro. Porque realmente, una de las grandes oportunidades llegó con otra gran jugada individual de Gavi con la que dejó solo a Memphis, que la picó ante la salida de Sivera pero el cuero se fue directo al poste como un metal a un imán.
Impotencia culé
En el 60′ lo que antes fue un susto se convirtió en realidad. Edgar se rompió y Pellistri entró a ocupar su lugar y mientras el chicharrero estaba en el suelo otra vez Sivera salvó los muebles deteniendo un mano a mano con Memphis. Reaccionaba el Barcelona y ahora sí que parecía ese equipo temible de antaño, jugando con rapidez, encontrando los huecos, superando rivales, haciendo internacional al portero rival…
Eso sí, la vida sigue igual. O muy parecida. El Barcelona seguía sin ser capaz de ganar, pero a diferencia de la era Ronald Koeman, Riqui Puig entró al campo sustituyendo a Gavi. También lo hizo Lenglet sustituyendo a un lesionado Gerard Piqué, que parece que se une a la larga lista de futbolistas que abarrotan la enfermería azulgrana.
En los últimos 20 minutos el Barcelona encerró a su rival y los centros por alto y por bajo se sucedían en cada jugada acabando siempre el balón en las manos del dueño del área: Sivera. Ni la entrada de Alejandro Baldé ni la de Abde fueron suficiente para romper la defensa del Alavés. Ni tampoco la falta en la media luna que Coutinho mandó por encima del travesaño. Ni los 3 minutos de añadido. El pitido final se escuchó y el luminoso concluyó con un 1-1 que demuestra que, tal vez, el problema no era Ronald Koeman.